"Sembradores de esperanza" - Boletín Nº 2

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Durante el año del Jubileo 2025, el Dicasterio de Cultura y Educación del Vaticano ha propuesto un proceso de reflexión-acción para renovar y profundizar el compromiso con el “Pacto Educativo Global” (PEG) en aulas, centros educativos, comunidades y territorios. Este proceso comprende tres etapas que se describen en “Un Pacto Educativo ‘Glocal’, generador de esperanza” (2024): salida en éxodo de prácticas educativas que no responden a los desafíos de hoy ni de mañana, conversión personal y comunitaria para promover un cambio educativo inspirado en la justicia, la reconciliación y la cultura del cuidado, y siembra del PEG como fuente de esperanza. El Boletín anterior “Sembradores de Esperanza – Nº 1” ofreció una selección de textos con reflexiones y propuestas centradas en la primera etapa. Este Boletín se refiere a la segunda etapa, que se recomienda trabajar con los Objetivos de Desarrollo Interior (ODI): ser, pensar, relacionarse, colaborar y actuar.

La invitación del Dicasterio está dirigida a la conversión personal de los agentes educativos, por lo que proponen el estudio reflexivo de los ODI y los llamados de Francisco (pp. 6-13 de la guía) con una autoevaluación (actividades nº 3 y 4, p. 15), para detectar las habilidades menos o más logradas en cada dimensión, a fin de formular propuestas de transformación interior y de mejora profesional para promover cambios educativos alineados con los objetivos del PEG. Por ello, se anima a los lectores de este Boletín a realizar las acciones propuestas para esta etapa.

Los ODI constituyen, además, un referente para examinar la formación que recibe el alumnado de las instituciones educativas de la Compañía de Jesús. Por tanto, también vale la pena que los educadores, individualmente o en grupos dentro de cada institución, realicen las mismas acciones, la reflexión y la evaluación, respecto a las fortalezas y debilidades en los aprendizajes de sus estudiantes.

Para desarrollar las 23 habilidades de los ODI, los responsables de la iniciativa aportan una “Caja de herramientas” con preguntas y ejercitaciones basadas en investigaciones desde la psicología y en prácticas probadas en capacitaciones. Este material contiene estrategias válidas para enriquecer los programas de formación de los educadores y sus alumnos, pero en el caso de la educación jesuita necesitan ser complementadas y enriquecidas desde los aportes de la espiritualidad y la pedagogía ignacianas, y con los objetivos implícitos en las 4Cs que califican “La excelencia humana” como ideal educativo de la Compañía de Jesús. Este Boletín trata sobre esa perspectiva, con la mirada puesta, sobre todo, en estrategias para la mejora de la formación que reciben los estudiantes.

A continuación, para cada una de las dimensiones de los ODI se ofrecen breves recuentos sobre lo que implican, exigen y es valioso para su desarrollo desde el carisma ignaciano, seguidos con artículos, publicaciones y relatos de experiencias que consideran aspectos conceptuales y metodológicos para su formación. Los textos si bien se ubican en una de las dimensiones, gran parte se refiere a varias de ellas.

A.  La dimensión del SER

En la espiritualidad y la pedagogía ignacianas, el cultivo de la dimensión del SER implica ahondar en la interioridad de cada uno para conocerse, pensar y repensar la propia identidad y el sentido de la existencia en la relación con los demás, consigo mismo, con la naturaleza y con Dios. En esta tarea, los Ejercicios Espirituales, adaptados a diferentes edades y contextos, constituyen la herramienta fundamental para desarrollar la autoconciencia y guiar la conversión personal con sentido de dirección y propósito.  En las aulas, el Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI) es medio privilegiado para el aprendizaje activo en la interacción con realidades y contextos que abren la mente a nuevas experiencias, conocimientos e ideas, enriquecen la perspectiva personal, alientan la curiosidad y el autoaprendizaje. Además, la reflexión, la meditación y la pausa ignacianas son recursos valiosos para que los estudiantes se conozcan mejor en sus fortalezas y limitaciones, para que observen sus sentimientos, emociones y valores, para hacerse cargo de lo que viven a diario, para aceptar cambios y crecer; y la práctica del discernimiento les ayuda a tomar decisiones de vida informadas, consistentes con principios y valores. En todo ello, la cura personalis permite el contraste de pensamientos y mociones con acompañantes, abriendo mentes y corazones a nuevas experiencias y perspectivas.

  1. La trascendencia como valor, experiencia y finalidad educativa”, Ernesto J. Brotóns (2022). Subraya la urgencia de una revolución cultural fundamentada en una educación en línea con el PEG. Interpela la identidad y misión de los educadores; destaca que el arte de educar los enfrenta al misterio de cada persona para promover su apertura a la trascendencia y el encuentro.  

  2. Espiritualidad ignaciana y el proceso de humanización”, Aurora Zarzosa (2019). La espiritualidad ignaciana es un modo de situarnos como personas en nosotros mismos, comprendernos, ejercernos y vincularnos con otras personas y con el mundo, de insertarnos en un proceso de renovación y conversión para la reconciliación con nosotros mismos, con los demás, con Dios y con la naturaleza.

  3. Relevancia de los Ejercicios Espirituales ignacianos como herramienta para el desarrollo humano”, Ángel González (2024). Presenta los EE como camino de autodescubrimiento y búsqueda de sentido de vida, que anticipa la teoría de autorrealización de la Psicología Humanista; analiza los escritos de Maslow e Ignacio para establecer lo común como propuestas para el desarrollo humano.

  4. Docere Audeo: me atrevo a educar”, Armando Gandini (2025). Reflexiona sobre la esperanza cristiana como central en la misión del educador a la luz de diversas fuentes, entre ellas los EE que, además, considera como la herramienta para un proceso de conversión interior en sintonía con los ODI; ejemplifica con un ejercicio hipotético de evaluación docente en perspectiva de cambio, siguiendo la guía ya citada del Dicasterio, con respuestas de mejora desde el carisma ignaciano.

  5. Cinco claves para implementar un programa de habilidades blandas para educadores ignacianos”, Pedro Valente (2023). Expone que la inteligencia emocional y la espiritualidad ignaciana comparten fines comunes; ejemplifica cómo comprender y vivir mejor la espiritualidad ignaciana en el auto-conocimiento, el discernimiento, la autorregulación, la voluntad, la empatía y la relacionalidad.

  6. Interioridad y espiritualidad: orientaciones para una espiritualidad interiorizada”, CEI-Jesuitas Chile (2020). La interioridad es el lugar de autodescubrimiento y transformación, donde florece lo nuevo y lo esperanzador que impulsa a actuar como agentes de cambio en la propia vida y en las de otros. Se ofrecen reflexiones y actividades para fomentar su cultivo en sus tres dimensiones.

  7. Otros aportes sobre la educación de la interioridad: “Pedagogía de la interioridad” y “Vivir desde dentro”, Boletines temáticos del CVPI (2017); “Educar la interioridad”, Rev. PyM (2023), en especial los artículos “3-A tocado, que no hundido” por Dori Díaz; “El trabajo de la interioridad en el marco de la atención a la diversidad” por Blanca Nieto; “Sesiones de interioridad en el aula” por Begoña Santana; “La visualización creativa aplicada al campo educativo” por María J. Llorach.

  8. Acompañar la pausa ignaciana”, Emmanuel Sicre S. (2018). La pausa promueve la revisión de la propia vida y el autoconocimiento, es ayuda para hacernos cargo de lo que vivimos a diario y descubrir, en ese entramado de acciones, emociones, sentimientos y relaciones, lo que el amor de Dios hace por nosotros; ofrece un material para acompañar la pausa en primaria y secundaria.

  9. Pedagogías al servicio de la excelencia humana”, Antonio Pérez-Esclarín (2015). Para lograr la formación de las 4 Cs, es necesario enriquecer el PPI con las “pedagogías” de la interioridad, el silencio, la contemplación y el asombro, la escucha y el diálogo, la sensibilidad y la solidaridad, la creatividad y el aprendizaje permanente, la inclusión, la alegría, el amor, la ternura, el esfuerzo y la voluntad y la esperanza; las conceptualiza y aporta sugerencias para configurarlas en prácticas.

B.  La dimensión del PENSAR

El desarrollo del PENSAR implica integrar estrategias y prácticas pedagógicas que fomenten la motivación y las habilidades para buscar, estructurar, darle sentido y hacer uso de los conocimientos, que promuevan el pensamiento crítico para analizar y evaluar información, así como habilidades para la resolución de problemas, la toma de decisiones y para imaginar lo inédito. Aquí es fundamental el PPI en integración con estrategias basadas en proyectos, problemas, juegos, realidad virtual, gamificación y otras que alimenten el aprendizaje activo y autónomo, con enfoque interdisciplinario y con apoyo en las TIC y la Inteligencia Artificial, siempre enriquecidas desde los objetivos de las 4Cs, el sentido de justicia social y el principio del Magis ignaciano.

  1. Profundidad intelectual: una característica de la educación jesuita”, José Alberto Mesa S.J. (2022). La profundidad intelectual significa prepararse para el pensamiento crítico, la reflexión profunda, la escucha atenta y el análisis cuidadoso; debe conducir a la formación de personas exigentes que sean capaces de construir conocimiento y no se contenten con respuestas fáciles.

  2. El PPI, signo de innovación educativa”, Univ. R. Landívar (2023). Se subraya la importancia de la innovación con el PPI por su alineación con los valores de la educación jesuita para la búsqueda de la excelencia en la formación de individuos comprometidos con la sociedad; se aportan ejemplos, recursos y fuentes, desde el carisma ignaciano, para promover el aprendizaje experiencial, el desarrollo de habilidades críticas y la conciencia ética.

  3. El pensamiento crítico como tarea central de la educación humanista”, Hilda Patiño (2022). Revisa las habilidades indispensables que implica el pensamiento crítico en la educación humanista y reflexiona sobre las relaciones entre la razón humana y la dimensión emocional; brinda pistas para promover la criticidad en los estudiantes universitarios.

  4. La pedagogía ignaciana y su carácter ecléctico: la articulación del Paradigma Pedagógico Ignaciano con procesos metodológicos innovadores”, Vilma Reyes (2023). Profundiza en la relación de la pedagogía ignaciana con las “metodologías activas”, en particular entre el PPI y el ABP, para la resolución colaborativa de problemas y la construcción de conocimiento, con sus implicaciones en el currículo, la enseñanza y el aprendizaje, entre otros aspectos.

  5. Aprendizaje basado en problemas”, UNIJES (2022). Se busca que el alumnado sea capaz de poner en juego el conocimiento teórico que está adquiriendo en su formación para identificar soluciones en situaciones prácticas, analizando el impacto de su actuación profesional y las responsabilidades éticas que implica. Ver también “Aprendizaje basado en problemas”, Univ. R. Landívar (2023).

  6. Aprendizaje basado en proyectos”, UNIJES (2022). Permite al alumnado revisar los conceptos teóricos desde una perspectiva práctica y motivadora que les incita a aprender y a comprender que el conocimiento tiene una finalidad. Ver también “Aprendizaje basado en proyectos”, Univ. R. Landívar (2021).

  7. Aprendizaje basado en juegos (ABJ) y gamificación”, Univ. R. Landívar (2024). Estas estrategias promueven dinámicas lúdicas para fomentar el pensamiento crítico, la creatividad y el aprendizaje efectivo enfocado en metas alcanzables. El ABJ utiliza los videojuegos y juegos como medios de aprendizaje; la gamificación utiliza sus elementos para motivar el aprendizaje activo.

  8. Ver para creer: realidad virtual y la contemplación ignaciana en la enseñanza de la matemática”, Christian Calderón y Fabián Viñan (2025). Exploran cómo el uso de gafas de realidad virtual mejora la comprensión de conceptos abstractos y se alinea con la pedagogía ignaciana al promover una educación experiencial, reflexiva y transformadora, fomentando habilidades de la dimensión del pensar de los ODI y un conocimiento significativo.

C.  La dimensión del RELACIONARSE

La formación del RELACIONARSE, desde la espiritualidad y la pedagogía ignacianas, implica fomentar valores y una visión de vida inspirada por la misión de reconciliación y justicia, centrada en el servicio y en el cuidado de los demás y de la creación. La educación en valores y la educación emocional integradas en el currículo son claves para desarrollar una conciencia ética, así como la empatía y la solidaridad fraterna.  Además, la educación para la ciudadanía global sobre temas de justicia social y defensa de los derechos humanos fomenta la conciencia crítica y el compromiso con la equidad; por otra parte, la participación en proyectos comunitarios, el voluntariado, la inmersión en comunidades necesitadas y el activismo social llevan a experimentar de primera mano la compasión y la importancia de ayudar a los demás y de cuidar la casa común. La reflexión, el discernimiento y, sobre todo la cura personalis, por lo que implica en la relación acompañante-acompañado, son estrategias para animar el examen de acciones y decisiones que lleven a fortalecer lazos de fraternidad y solidaridad.

  1. Educación y compasión: de cómo te tratas y tratas a los demás” Dori Díaz Montejo (2024). Argumenta que la forma en que nos tratamos a nosotros mismos influye en cómo tratamos a los demás, y que mejorar las relaciones humanas es fundamental para un aprendizaje saludable y positivo. En la era de lo digital y de la inteligencia artificial es urgente educar en criterios y valores.

  2. Proyecto escolar ecológico, una oportunidad para crecer, crear y sentir”, Por Claudia Ayala, Julián Rendón y Jean Medina (2025). Presentan el proceso, resultados y logros de un proyecto que, más allá del aprendizaje científico, propició la reflexión acerca del rol de los seres humanos en el cuidado de la casa común, la formación en valores y en hábitos sociales como la solidaridad, la empatía, la colaboración y la perseverancia, la interacción y el relacionamiento fraterno entre las personas, además de un sentido profundo de comunidad y responsabilidad.

  3. Diálogo socrático para la ciudadanía y la interculturalidad”, Ofelia Béjar (2024). Describe una metodología para generar un diálogo horizontal entre personas con diferentes experiencias, costumbres, cultura y origen con la participación de estudiantes, que también ha sido efectiva en la formación de docentes participantes en la construcción de comunidades de aprendizaje.

  4. El acompañamiento ignaciano en el siglo XXI”, María A. Arroyo y José Á. Bermúdez (2020). Explican el significado del acompañamiento y la función de la persona que acompaña en general y respecto a la formación integral de los estudiantes en las instituciones educativas, las características deseables en los acompañantes y su labor a través de las TIC.

  5. Ayudar y cuidar de las ánimas: una pedagogía de la cura personalis en perspectiva ignaciana”, Segundo Pérez S.J. (2019). Rescata la actualidad y validez de la cura personalis en la tarea pastoral y de acompañamiento pedagógico y espiritual; destaca la profundidad espiritual y eficiencia apostólica que esta contiene para la formación integral de los estudiantes.

  6. El profesorado de un colegio ignaciano: su misión como acompañantes”, Lorena Giacomán (2021). El profesorado se implica en la vida de los estudiantes y toman un interés personal por su desarrollo intelectual, afectivo, moral y espiritual. Su tarea consiste en ayudarles a aprender con independencia, a asumir la responsabilidad de su propia educación y a desarrollar valores.

  7. Otros aportes para profundizar: “La Cura Personalis en la educación jesuita”, Boletín CVPI (2018).

D.  La dimensión del COLABORAR

El desarrollo de habilidades sociales para COLABORAR, requiere de estrategias pedagógicas grupales guiadas por los momentos del PPI y otras metodologías activas, tales como los proyectos ABP, para abordar en equipos problemas del mundo real, encontrar soluciones en común y lograr un objetivo compartido; proyectos colaborativos para el estudio de contenidos curriculares y sus aplicaciones prácticas; estrategias pedagógicas de diálogo-debate que ayuden a mejorar las habilidades de comunicación y resolución de conflictos; actividades de servicio comunitario, entre otras. En esta dimensión es clave la educación emocional para desarrollar conciencia de las necesidades y experiencias de los demás, comprender y valorar las perspectivas y sentimientos propios frente a los otros y desarrollar sentido de responsabilidad. También, la reflexión y la pausa ignaciana ayudan a aprender de las experiencias de trabajo grupal para mejorar las habilidades de colaboración.

  1. Educar para la colaboración global: una persona moderna y completa”, José Alberto Mesa S.J. (2023). Vivimos en un mundo que se ha vuelto cada vez más interconectado, por lo que necesitamos una educación holística que prepare a las nuevas generaciones para compartir la responsabilidad con la casa común y cree las condiciones para la colaboración y la solidaridad.

  2. El aprendizaje y la enseñanza desde la colaboración”, Univ. R. Landívar (2025). Es una propuesta educativa en la que estudiantes y docentes contribuyen a la construcción grupal del conocimiento. Se explican las bases de la propuesta con pautas para su planificación, práctica y evaluación.

  3. Aprendizaje basado en equipos”, Univ. R. Landívar (2023). Esta metodología conocida como Team Based Learning fomenta el trabajo colaborativo de los estudiantes como protagonistas del aprendizaje y del docente como facilitador. Se dan pautas para su planificación e implementación.

  4. Cocrear para construir”, María E. Rojas y Miguel Rubio (2024). Exploran el enfoque de proyectos en las carreras de diseño de la IBERO para abordar problemas sociales y ecológicos; destacan la importancia de la cocreación y el diseño participativo junto a las comunidades para desarrollar propuestas de diseño en colaboración con la inclusión de diversas perspectivas.  

  5. El debate ignaciano”, UNIJES (2022). Involucra habilidades de comunicación oral y escrita, capacidad de escucha, argumentación y oratoria, colaboración y trabajo cooperativo, además de potenciar el pensamiento crítico y la resolución de problemas.

  6. La experiencia del trabajo colaborativo para generar actitudes empáticas, propositivas y conscientes”, Lorena Chávez (2025). Presenta el proceso y resultados de un proyecto sobre las aportaciones históricas de los pueblos mesoamericanos desde la cultura del encuentro, con la planificación y participación de los alumnos en experiencias de trabajo personal y grupal, con evidencias de logros en las habilidades de la dimensión del colaborar y en otras de los ODI.

E.  La dimensión del ACTUAR

Para el desarrollo de habilidades de la dimensión del ACTUAR, es preciso implementar metodologías activas, como el PPI, el ABP, el Aprendizaje por Descubrimiento y Laboratorios de Creatividad, que fomenten el pensamiento crítico y divergente, la reflexión y el discernimiento, así como la experimentación con nuevas ideas y tecnologías; ambientes seguros y de apoyo donde los estudiantes se sientan libres para tomar riesgos y aprender de los errores;  narrativas positivas sobre historias de éxito y superación que inspiren a actuar con perseverancia, coraje y una visión esperanzada del futuro; proyectos sociales, ecológicos y productivos de aprendizaje-servicio con impacto positivo en la comunidad que permitan apreciar cómo contribuir a un mundo mejor; y la formación en liderazgo ignaciano, con mentoría y acompañamiento académico y espiritual. 

  1. Educación y cambio ecosocial: del yo interior al activismo ciudadano”, Rafael Díaz Salazar (2018). Extractos de su libro: ¿qué tipo de educación se necesita?, ¿cómo relacionarla con el cambio ecosocial?, ¿qué podemos hacer para lograrlo? Propone un proyecto educativo que, basado en el cultivo de la interioridad, invite al activismo social y al desarrollo de estilos de vida alternativos.

  2. Aprendizaje basado en retos”, UNIJES (2022). Un enfoque pedagógico que involucra al estudiante en una situación problemática real, relevante y de vinculación con el entorno, e implica la delimitación de un reto, el diseño, la propuesta y la implementación en la acción de una solución.

  3. Aprendizaje-servicio”, UNIJES (2022). Es una metodología de enseñanza que busca el aprendizaje de determinados contenidos a través de realización de un servicio efectivo para la comunidad y el desarrollo de una reflexión crítica centrada en la búsqueda de la justicia social.

  4. Encendiendo el futuro ignaciano: Un viaje de esperanza y descubrimiento”, Jessenia Lucas, (2025). Aborda cómo cultivar la creatividad para transformar la educación conforme a las propuestas del PEG, con el ejemplo de una experiencia pedagógica innovadora enfocada en crear conciencia sobre el uso responsable de la energía. La autora reflexiona sobre la necesidad de una educación que fomente la curiosidad, la creatividad y el compromiso social.

  5. Administrando una empresa basada en simuladores de negocios: jóvenes enfocados en la espiritualidad, tomando decisiones de crecimiento empresarial”, Marilyn Guzmán (2025). En el simulador se aplicaron las 5 dimensiones de los ODI desde las 4 Cs y la espiritualidad ignaciana, evidenciadas en el trabajo colaborativo, el pensamiento creativo y las decisiones para ejecutar la estrategia de liderazgo en el mercado, con criterios inspirados en “En todo amar y servir”.

  6. Educación para la esperanza: reflexión y acción a través del cuidado del planeta”, Néstor Pérez y Natalia Patiño (2025). Presentan ejemplos de prácticas alineadas con los ODI, el PEG y las PAU, que promueven la reflexión sobre el impacto humano en la naturaleza, la conciencia ambiental y el compromiso con el planeta, mediante el desarrollo de proyectos creativos que fomentan la acción colectiva e inspiran el liderazgo transformador social y ecológico de los estudiantes.

  7. Sobre la formación en liderazgo ignaciano, ver los Boletines CVPI “Ejercicio de un liderazgo transformador – Nº 1” (2022) y “Ejercicio de un liderazgo transformador – Nº 2” (2024)

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El 1 de junio 2025 se publicará el boletín “Sembradores de esperanza, Nº 3” ¡Anímense a compartir sus reflexiones, propuestas y experiencias!