El Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI)

 Las Características constituyen un documento abierto, susceptible de nuevos aportes, que debe adaptarse a la realidad de cada lugar. Pero ¿cómo incorporar los principios ignacianos a la práctica pedagógica del aula? En 1993, la Compañía de Jesús publicó un nuevo documento: “Pedagogía Ignaciana. Un planteamiento práctico”, en que se presenta un “paradigma” o modelo pedagógico para la aplicación de la visión ignaciana al proceso enseñanza-aprendizaje. Este paradigma no implica una metodología pedagógica sobreañadida a los planes de estudio oficiales de los distintos países, sino simplemente un nuevo enfoque, un cierto “modo de proceder”, compatible con otros sistemas. Esquemáticamente, el paradigma plantea cinco pasos en constante interacción:

  1. El “contexto” en que se sitúa el estudiante y en que se desarrolla el proceso.
  2. La “experiencia”, que lleva a un acercamiento cognoscitivo, afectivo y global a la realidad.
  3. La “reflexión”, que permite captar críticamente el significado profundo de cuanto se ha experimentado y prepara la toma de decisiones.
  4. La “acción”, o manifestación externa de la experiencia reflexionada, expresada en opciones, conductas y actuaciones coherentes.
  5. La “evaluación” permanente de todo el proceso.

El Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI) ha acuñado en pocas palabras el perfil de personas que se pretende formar: personas competentes, conscientes, compasivas con los necesitados, comprometidas con el cambio.

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