Descripción
En definitiva, temer es profundamente humano. No temer es lo que resulta extraño. Porque en la medida en que algo (y sobre todo alguien) nos importa y nos llena siempre nos provocará
un escalofrío la perspectiva de perderlo. La única cuestión que verdaderamente importa es
dejar que nos preocupe, nos desvele o nos hiera algo que verdaderamente merezca la pena. Al final, si miramos al presente y al futuro, advertiremos siempre oportunidades y amenazas, anhelos y preocupaciones, sueños
y pesadillas. Porque nuestra humanidad radica también en saber que no controlamos cada
situación. En ser conscientes de nuestra limitación. En aceptar el extraño equilibrio de los días, en saber acoger los rayos de sol que
nos calientan, pero también reconocer que habrá días grises. Porque así es cada vida, una historia a medio escribir.