Descripción
Ell objetivo último de la educación de los jesuitas es formar hombres y mujeres para los demás con los demás, o personas que entienden que el horizonte último de su vida es “en todo amar y servir”. Dicho con las palabras del P. Peter H. Kolvenbach S.J. “hombres y mujeres competentes, conscientes y comprometidos en la compasión”. El Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI) plantea partir de la experiencia y postula la contextualización y la reflexión permanente que lleven a una acción comprometida en la humanización de la sociedad que, a su vez, exige una evaluación objetiva para analizar si estamos logrando lo que pretendemos. Sin embargo, es insuficiente para configurar prácticas pedagógicas que contribuyan a la formación de la excelencia humana desde las 4Cs antes mencionadas, especie de pilares y trasfondo de la educación jesuita. Por ello, el autor nos propone añadir las “pedagogías” de la interioridad, el silencio, la contemplación y el asombro, la escucha y el diálogo, la sensibilidad y la solidaridad, la creatividad y el aprendizaje permanente, la inclusión, la alegría, el amor y la ternura, el esfuerzo y la voluntad, también la pedagogía de la esperanza.