Descripción
Comenzó hablándoles de San Ignacio de Loyola y la fundación de la Compañía de Jesús, lo que implica el hecho: tomaron a Jesús como maestro de vida que invita a seguirle. Pregunta a los chicos ¿por qué van a la escuela? Para aprender a vivir, para madurar y la escuela les ayuda con una formación integral. Señala que en la escuela el elemento principal es la magnanimidad que hace mirar siempre al horizonte, tener alma grande. No solo la escuela debe ampliar la dimensión intelectual, también la humana: la lealtad, el respeto, la fidelidad, el compromiso. Destaca dos valores fundamentales: la libertad para el bien y el servicio que se abre a los demás. Para ser magnánimos con libertad interior y espíritu de servicio se requiere la formación espiritual, la respuesta a la llamada del Señor. Luego se dirige a los educadores: los jesuitas, los maestros, las padres: educar no es una profesión, es una forma de ser, una actitud que implica salir de uno mismo para estar al lado de los jóvenes, dar testimonio de vida coherente
Evento
Discurso a los alumnos de los colegios jesuitas de Italia y Albania, en Audiencia, Ciudad del Vaticano