Educar y educarnos en la acogida, abriéndonos a los más vulnerables y marginados implica 3 valores: 1. Educación para la apertura y el encuentro con el otro. 2. Acogida e integración de personas vulnerables y marginadas mediante políticas de inclusión. 3. Superación de la cultura del descarte mediante proyectos de inclusión. En el fondo está el cultivo de la “conciencia samaritana”, la responsabilidad con la fragilidad de cada persona con actitud solidaria y atenta.