Por Vinicio Joaquín Morales. En este fascículo se explora la intersección entre la formación académica y la vida espiritual. La idea fundamental es que la innovación en la enseñanza no es simplemente un añadido, sino una manifestación visible e inherente al PPI, que sirve como base para el marco educativo ignaciano. Destacamos que la innovación es un elemento distintivo del PPI, un indicador coherente con los valores propios de la educación jesuita al mantener una conexión profunda entre fe y razón. Esta conexión intrínseca entre el carisma ignaciano y la innovación educativa refuerza la convicción de que la búsqueda de la excelencia académica y la formación de personas comprometidas con la sociedad van de la mano. Con la finalidad de fortalecer e inspirar una práctica docente imbuida con el carisma ignaciano, centrado en la formación integral de la persona, este material integra ejemplos, recursos y fuentes inspiradoras, trascendiendo la mera adopción de un enfoque pedagógico. A través de modelos y una variedad de ejercicios desde las cinco dimensiones del PPI: contexto, experiencia, reflexión, acción y evaluación, se hace hincapié en el aprendizaje experiencial, donde los estudiantes participan activamente. Este enfoque no solo fomenta una comprensión profunda y duradera que fortalece el aprendizaje significativo, sino que también impulsa el desarrollo de habilidades críticas y la conciencia ética, aspectos claves en la educación superior. Los docentes que aplican este paradigma contribuyen activamente al desarrollo de líderes éticos, comprometidos y socialmente responsables, preparándolos para enfrentar desafíos emergentes en el proceso educativo y evolucionar con el tiempo.