¿Qué puede aportar la pedagogía ignaciana al trabajo sobre la cuarta preferencia apostólica de la Compañía de Jesús: el cuidado de la Casa Común? La respuesta siempre ha estado clara desde el principio: MODO Y ORDEN. Es decir, un marco de referencia que de sentido y horizonte a lo mucho que se está haciendo en los colegios en este ámbito, pero sin un plan o ámbito claro que articule, oriente y de sentido. El autor, en este trabajo, busca ofrecer un camino para pasar del “quiero y no hago” cuando se trata de abordar este problema a nivel global a ese “modo y orden” que señalamos, aprovechando la inquietud que el tema genera entre los jóvenes, así como la evolución que este tema ha ido teniendo en el ámbito jesuítico y eclesial que nos permiten pasar de la ya mencionada preocupación por el medioambiente al CUIDADO de la Casa Común, con todas las implicaciones que el cambio de sustantivo conlleva. Es la dinámica de la propuesta pedagógica ignaciana, que se alimenta de las herramientas que emanan de su espiritualidad y de la que es imposible disociarla: la invitación a la experiencia personal, el examen, el acompañamiento y el discernimiento, que van a permitir que un centro educativo sea capaz de articular un plan de formación que responda a esa dinámica de cuidado a la que se hace referencia.