El presente ensayo representa un análisis crítico y reflexivo de los sistemas educativos antropocéntricos y la propuesta de una educación biocéntrica cuyo centro es la vida y en donde los seres humanos establecen interacciones significativas y horizontales con sus pares y con la naturaleza. El contexto actual con sistemas educativos condicionados por las economías y enmarques sociopolíticos de la economía neoliberal y en donde se prioriza la competitividad, limita el pensamiento crítico y el diálogo. Es necesario un repensar de la educación que ayude a las personas a aprender a vivir y convivir, como ya lo había señalado Delors, siendo el respeto a la vida y la convivencia armónica y afectiva con un enfoque reflexivo y vivencial en la práctica pedagógica, en que valoremos la integración de lo afectivo y lo intelectual. Proponemos una inteligencia afectiva y una percepción única de la sacralidad de la vida.