Para 2022, se estima que hay 9,6 millones de niños y niñas fuera de la escuela, cantidad que muestra una tendencia sostenida a la baja al menos desde 2015, hasta alcanzar en este último año mínimos históricos. Los esfuerzos de los países por incrementar la cobertura y los cambios en la dinámica demográfica contribuyen a ello. A pesar de ello, este ritmo de expansión de los sistemas educativos para incorporar a la población fuera de la escuela se muestra insuficiente para garantizar la universalidad de la educación primaria y secundaria: hay un núcleo duro de exclusión de niños y niñas que los países aún no han logrado escolarizar, y también se observa que uno de cada tres jóvenes no termina la educación secundaria alta. En casi todos los países, luego de la pandemia, se observa una caída importante en los aprendizajes y un aumento de las desigualdades, con más intensidad en la educación primaria. Además, ha habido un incremento de las desigualdades: la población más pobre, los niños y niñas de zonas rurales y los estudiantes indígenas han sido los más afectados por el incremento de la exclusión durante la pandemia, con brechas más amplias en la educación preprimaria y secundaria alta. Solo en los primeros dos casos los datos recientes muestran una reducción delas brechas.