Vivimos y experimentamos en un mundo lleno de diversidades, de cultura, de etnia, de religión y de idioma. Cada cultura, región, religión y cada idioma son únicos, como lo es cada ser humano. Por lo tanto, cualquier idea de imposición de la propia cultura a los demás es inaceptable e indeseada. Muchos problemas en el mundo se deben a los intentos de hacer que la cultura de alguien sea dominante sobre otras. Hasta cierto punto, las divisiones entre las naciones, la falta de armonía en la sociedad, la violencia entre las personas, las guerras entre países, etc., se deben a los intentos de hegemonía cultural de una nación o grupo sobre otro. Sólo la educación puede traer conciencia y armonía entre las personas. Vivimos en un mundo globalizado, donde las fronteras de las naciones, las culturas, las religiones y las regiones se están desvaneciendo. Hoy en día somos testigos de la mezcla multicultural y multilingüe como una realidad en cualquier parte del mundo. Ninguna nación o cultura puede pretender ser independiente y exclusiva. De hecho, la palabra correcta es interdependencia en lugar de independencia. Es cierto que las diferencias culturales no deben separarnos unos de otros, sino que la diversidad cultural aporta una fuerza colectiva que puede beneficiar a toda la humanidad. Esto es muy importante para las escuelas de hoy. Sólo la educación intercultural y transcultural puede construir un futuro de armonía y paz.