Llama a mirar hacia lo que quisiéramos que llegaran a ser nuestras Universidades católicas en el futuro, partiendo desde nuestro presente sin olvidar el legado que hemos recibido del pasado, ampliar la visión y escuchar a otras miradas. La Iglesia espera, como dijo el Papa en el mensaje para la paz del 2021, que nuestras Instituciones Superiores se distingan por ser universidades en el mundo que, ofreciendo su servicio educativo, estén dispuestas a «transmitir un sistema de valores basado en el reconocimiento de la dignidad de cada persona, de cada comunidad lingüística, étnica y religiosa, de cada pueblo y de los derechos fundamentales que derivan de estos» PAPA FRANCISCO, Mensaje para la jornada mundial de la paz, 1° de enero de 2021, n. 8. En una frase: Se tiene la esperanza de que nuestra educación católica sea algo más. Es decir, que esté más enraizada en el ethos cristiano y, por ende, que sea más audaz en la búsqueda de la verdad. Que sea más innovadora culturalmente. Que sea más atenta socialmente: «más abierta e incluyente, capaz de la escucha paciente, del diálogo constructivo y de la mutua comprensión» PAPA FRANCISCO, Mensaje para el lanzamiento del Pacto Educativo Global, 12 de septiembre de 2019. Sabemos que la educación que imparten nuestras Universidades católicas tiene como objetivo la formación integral del ser humano. Pues bien, el diálogo, bien encauzado, podría reforzar lo aprendido y abrir los horizontes de las personas, permitiéndoles salir de sí mismo y ayudándolas a construir la tan esperada amistad social y fraternidad universal.