Resalta el pensamiento dialógico de Arrupe el cual sigue la tradición profética y mesiánica de la búsqueda de la justicia y la vida plena para todos; elabora sobre su crítica al individualismo y el llamado a salir de la espiral del sí mismo, hacia el descentramiento de ser para los otros desde el amor que gesta la verdadera justicia y el ethos del cristianismo.