Por Leticia Alcántara Cruz y Sarai Bautista Mulia de la Universidad Iberoamericana. En México vivimos una dolorosa situación de violencia estructural que requiere ser atendida localmente con base en una construcción comunitaria de paz. Ésta debe ser formativa y no únicamente reactiva. En ese sentido, el Teatro para las Paces surge como una propuesta educativa que articula tres elementos: el primero es la educación para la paz como un proceso permanente de construcción y transformación; el segundo es el Teatro del Oprimido como una herramienta de reflexión y empoderamiento de las personas en comunidad, y, finalmente, el tercer elemento es el Paradigma Pedagógico Ignaciano como una postura pedagógica que se posiciona firmemente en la formación y el acompañamiento de personas que sean agentes de cambio, de justicia y de pacificación en sus comunidades.