Uno de los elementos que más ha contribuido a extender la dimensión educativa de los colegios jesuitas ha sido el gran número de antiguos alumnos, y su notoriedad en algunos casos. A lo largo de este texto se proponen varias claves de la educación jesuita -desde la antropología, la sociología, la filosofía y la teología- que han hecho que numerosos ex alumnos hayan estado presentes y comprometidos con el panorama artístico y cultural de su tiempo. Resalta que el objetivo de la educación jesuita implica dotar a personas comprometidas, competentes, conscientes y compasivas de las mejores herramientas para poder crear un futuro lleno de esperanza, recordando el célebre y polémico discurso de Pedro Arrupe en 1973, donde precisamente ante otra generación de antiguos alumnos vinculaba la fe y la justicia, e invitaba así a transformar la sociedad como cristianos y ciudadanos activos y comprometidos con el Reino de Dios y con la sociedad.