Por: Elisa Pérez Avellán, Oscar Fuentes Nuño y Vicente Hernández Franco. Ante los retos educativos del presente se nos pide ser creativos. La pedagogía ignaciana puede ser una fuente de inspiración para dar respuestas profesionales a las necesidades que se nos presentan en el ámbito escolar. La pedagogía ignaciana invita al sujeto a abrirse a la alteridad, desde la propia toma de conciencia de lo que acontece en la relación con otros y en su interior. No obstante, ello no podrá llevarse a cabo con un profesorado agotado y que no encuentra el sentido a su quehacer diario. En estas páginas se exponen algunas de las características de esta tradición pedagógica que cuenta con más de cuatrocientos años, ahondando en los momentos del PPI y la cura personalis. Al final se propone una actividad para recordar las raíces de nuestra vocación docente.