Metodologías activas como el aula invertida proveen un ambiente apropiado para la trasmisión de cultura y el uso del lenguaje durante la interacción y construcción social del conocimiento. Esta estrategia busca principalmente modificar los ambientes en los que tradicionalmente se llevaban a cabo los procesos académicos y combina dos elementos esenciales del nuevo paradigma educativo del siglo XXI: el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) y la implementación de dinámicas de trabajo activo dentro y fuera del aula de clase , mediados bajo los cuatro pilares centrales de ambientes flexibles, contenido intencional, cultura de aprendizaje y educador profesional. Por otra parte, y considerando que una de las características de la pedagogía ignaciana es la posibilidad de dialogar con diversas pedagogías de perspectiva constructivista, desde un carácter crítico que vela por la escogencia de estrategias didácticas pertinentes, lenguajes, recursos y tecnologías apropiadas de acuerdo a las intencionalidades formativas, se propuso el curso de genética básica para pregrado en modalidad de aula invertida basada en los cinco momentos del Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI): contexto, experiencia, reflexión, acción y evaluación, que conciben a un estudiante como sujeto activo en su proceso de aprendizaje, un docente al servicio del estudiante, la adecuación de los medios a los fines, un vínculo constructivo y afectivo entre docentes y estudiantes, y la calidad por encima de la cantidad, entre otros.