Describe su encuentro personal con la figura y pensamiento de Arrupe durante su formación jesuita, como experiencia espiritual, que le marcó su vocación y su comprensión de la tarea-misión educativa y evangelizadora; reflexiona sobre el origen, sentido y propósito del discurso de Arrupe en 1973 y sobre el significado de ser y formar "hombres y mujeres para los demás" hoy en contextos de innovación pedagógica y de los planteamientos del papa Francisco en la Laudato si', que refuerza con el cuidado del discernimiento, como lo aconseja el P. Arturo Sosa S.J.