Al referirse a la justicia, el P. Pedro Arrupe S.J. (1973) afirma que es “la modalidad que adopta necesariamente el amor auténtico en un mundo lacerado por las injusticias personales y estructurales” (p.13). Así, la justicia trasciende el carácter individualista proponiendo una actitud de respecto y afirmación de igual dignidad hacia todos los seres humanos. En esa medida, la tarea que propone Arrupe respecto a la educación para la justicia implica necesariamente la formación de agentes de cambio, capaces de analizar situaciones de su propia realidad que requieran ser transformadas, así como la elaboración de estrategias que permitan dichos movimientos. No muy distante de ese llamado que hace Arrupe a los educadores, nace el Programa Formación de Estudiantes Facilitadores para la Promoción de la Salud, en el año 2016, después que el Centro de Bienestar de la Pontificia Universidad Javeriana Cali se encontrara con dos grandes necesidades en su misión de “Cuidar el ser para transformar la vida”. La primera, fue el generar propuestas que tuvieran un impacto mucho mayor en la comunidad educativa alrededor de un tema que pudiera generar movimiento y reflexión. La segunda necesidad fue el interés de involucrar a los estudiantes en la construcción de propuestas, quienes podrían realizar aportes desde su momento vital, sus conocimientos, experiencias y su creatividad.