El 1 de agosto de 1973, el P. Pedro Arrupe S.J., Superior General, presentaba sus reflexiones en torno a la educación de la Compañía de Jesús, en el marco del X Congreso de la Confederación Europea de Asociaciones de Antiguos Alumnos de Jesuitas, Valencia, España. Con su acostumbrada sinceridad y sencillez, el P. Arrupe, en su discurso “Hombres para los demás” (título original) señaló el nuevo gran desafío para la educación de la Compañía en respuesta a la creciente preocupación de la Iglesia por la justicia. La educación para la justicia se presentaba como una actualización importante del concepto de la elocuencia perfecta, dado que asume que el trabajo por el bien común requiere la transformación de las estructuras sociales de opresión, más allá de un trabajo caritativo por los demás. La invitación a ser persona para los demás encarna el nuevo ideal del servicio a la fe y a la justicia. Con frecuencia, ser persona para los demás se convierte en un eslogan fácil de repetir y de vender, olvidando el significado más profundo que el P. Arrupe ofrecía. Sin duda que las instituciones educativas de la Compañía han respondido con creatividad al desafío de una fe que obra la justicia. Por supuesto, hay que seguir avanzando, , pero no cabe duda del esfuerzo para encarnar una educación donde hacerse personas para los demás es central.