No se trata aquí de una simple lectura histórica sobre la tradición ignaciana y jesuita en el contexto de la crisis de la modernidad. Se trata más bien de rescatar otras posibilidades históricas en cuanto nos ayuden hoy a reconstruir caminos de humanización que respondan o enfrenten los límites de nuestras indigencias postmodernas. Así, tratamos de hacer una contribución hermenéutica para ello. Esta lectura parte del sentido que el cuerpo social jesuítico e ignaciano da hoy a su propia tradición cultural e histórica y cómo desde esa tradición se quiere tender puentes y trabajar en las fronteras sociales y culturales de la sociedad global desde una vocación convivencial, dialógica e integradora. La hipótesis que planteamos es que una tradición como la jesuita e ignaciana que busca hoy una calidad intercultural, interreligiosa y ecológica de su presencia en el mundo y que se sigue inspirando en sus fuentes originarias, puede construir un modo de presencia desde esta lógica porque ya este modo estaba posibilitado en sus propias fuentes.