No basta con tener teorías sobre qué es un buen liderazgo o qué características queremos que tenga una persona líder. Hay que buscar evidencia sobre modelos exitosos de desarrollo de liderazgo. Muchas investigaciones analizan la influencia de lo religioso en el liderazgo, que une el desarrollo moral y espiritual. Esto se nota en áreas como la toma de decisiones, la gestión de personas, la definición de la misión de la organización, la responsabilidad social hacia los distintos afectados, el sentido del trabajo y búsqueda de significado, el cuidado en el desarrollo de carreras profesionales, etc. Siguiendo ejemplos relacionados con la Compañía de Jesús, un ejemplo de un modelo de desarrollo de liderazgo unido a formación en valores debería tener un planteamiento holístico que tiene en cuenta varios pasos: planificación personalizada, experiencias y pruebas, reflexión, evaluación, formación y lecturas, acompañamiento y tutorización.