Por Mariana Bohórquez Murillo, educadora de la Unidad Educativa Javier, Ecuador. Reflexiona sobre el compromiso como docente y como tal líder ignaciano de guiar a los estudiantes a tener siempre los sentidos abiertos para captar las necesidades del entorno, que sean sensatos, que el mundo es un mundo herido, roto; y es el mismo donde Jesús caminó, conversó y abrazó; que su compromiso como estudiante sea el ser consciente de su talento, de sus habilidades y buscar nuevos horizontes desde la visión ignaciana del mundo; ser un agente de cambio, capaz de asumir un liderazgo transformador y de justicia.