A modo de introducción, repasa los aportes realizados en un grupo de EduRed para identificar lo que entendemos y debiésemos entender por innovación pedagógica ignaciana, valorando su aspecto transformador. Elabora sobre la necesidad de innovar la educación, pero como arte humanizante, y aprovechar la crisis de la pandemia en la vuelta a la presencialidad, para motivar la innovación pedagógica profunda o estructural. La educación en la pos pandemia ya no puede ser la misma en su finalidad, currículo y métodos, por ende, en la formación de los educadores. Propone a reflexión algunos posibles caminos para ello, mirando los aprendizajes en la crisis que deben ser recuperados en la docencia para una educación más humanizadora: lo valioso de la “experiencia indirecta” que se dio desde lo virtual, la idea de educar como “arte” funcional y humanizador, la motivación intrínseca del aprendizaje y su funcionalidad, la empatía, la alteridad, la ternura y el buen humor.