Este Protocolo es una guía práctica para colaborar de manera solidaria, eficaz y articulada en situaciones de emergencia, estableciendo las diferentes etapas y niveles de intervención, las funciones de cada uno de los actores clave, el mecanismo de comunicación y de toma de decisiones. El esfuerzo de planificar por anticipado los mecanismos e instrumentos de preparación y respuesta a una emergencia es un valioso ejercicio para mejorar la acción humanitaria, optimizar recursos materiales, financieros y humanos, además de favorecer el aprendizaje organizacional. Las condiciones de trabajo en emergencia se caracterizan por la incertidumbre y la necesidad de tomar decisiones en tiempos rápidos y con escasa información. Seguir el Protocolo para Atención de Emergencias nos ayudará a evitar algunos de los principales errores cometidos por muchas organizaciones, gobiernos e instituciones.