Partiendo de estas preguntas: ¿Cómo educar a la persona para animarla a expresar su singularidad, su sello personal, en medio de valores que la ayuden a vivir bien y mejor?, ¿Cómo acompañarla para que sepa convivir con otros, a través de unas relaciones perdurables, para situar sentido y horizonte en sus convicciones y en el ideal humano que queremos propulsar en ella?, propone respuestas salvaguardando el propósito humanizador de la educación en contraposición al contexto, desde la tradición ignaciana de acompañar las personas en sus procesos vitales y promoverla hacia realizaciones éticas y espirituales. Optar y crear acciones concretas para poner verdaderamente a la persona del estudiante en el centro, es la tarea más apremiante para nuestros educadores. Contenidos: Pórtico. La esencia de la educación en contraposición con la lógica de la modernidad y el consumo. Venciendo las trabas de una globalización de la superficialidad, para formar a los estudiantes desde el cariz de una ecología integral. Por una educación personalizada y personalizante, en medio de una cultura del descarte. Implicaciones pedagógicas al llamado del acompañamiento Ignaciano desde la escucha y la dignidad humana. Colofón.