Es extraño que celebremos el quinto centenario de una herida, el 500º aniversario de un paro abrupto e indeseado. ¿Cómo celebrar una derrota, un fracaso, un dolor? Nuestra historia comienza con esta confusión. ¿A dónde nos lleva esta lesión? ¿Dónde nos han herido o dónde todavía hay que traspasarnos para acercarnos al estancamiento que vivió Ignacio primero en Loyola y luego en Manresa?