Este texto quiere ofrecer unas claves de lectura para los educadores de los colegios jesuitas, para poder comprender las articulaciones entre Espiritualidad y Pedagogía Ignacianas pasando por nuestra propia historia y nuestras propias heridas, y así hacer de la reflexión sobre la función docente algo más allá de la instrumentalización de teorías y métodos. ¿Cómo ser educadores nuevos, movidos por el Espíritu que nos hace nacer a nuevas realidades y condiciones, para formar niños y jóvenes con las competencias de este siglo, para un mundo posible?