Descripción
Una de las características propias de la educación Jesuita es favorecer, en los destinatarios de la misión educativa, el conocimiento de Dios en dos niveles: intelectual y afectivo, con el fin de propiciar una experiencia de vida donde se pongan en práctica comportamientos que favorezcan el bienestar de la comunidad educativa.
En este orden de ideas, las personas que pertenecen a un claustro educativo de la Compañía de Jesús son responsables de la vivencia de la fraternidad; sin embargo, el presente artículo tiene como propósito mostrar que la vivencia de la fraternidad en un colegio de la Compañía de Jesús depende -en gran medida- del modo de proceder del rector.