Descripción
Que necesitamos vivir desde una fraternidad humana no es ninguna novedad. Que es urgente, tampoco. Menos aún que ha sido un grito proclamado por los siglos desde la voz de varones y mujeres que han dado la vida por este ideal. Lo que sí requiere siempre una novedad es el cómo hacerlo en cada contexto. Necesitamos pedirle al espíritu que nos enseñe con fidelidad creativa qué nuevos caminos, qué pedagogías pastorales actualizadas, qué inspiraciones frescas podrán ayudarnos a crecer en esta utopía a la que la fe nos invita y nuestros líderes religiosos nos convocan.
Propongo entonces, desde mi experiencia, tres criterios pedagógicos y pastorales para que pensemos cómo acercar a nuestros hermanos y hermanas a sentir esta utopía como propia y sumemos a la construcción de tan anhelado proyecto para nuestros días.