Descripción
La espiritualidad ignaciana es en sí misma resiliente; es una espiritualidad centrada en Cristo, y en ella la persona se reconstruye, se rehace… nace de nuevo. Los Ejercicios Espirituales conducen al conocimiento interno y al seguimiento de Jesús; son reconciliadores con uno, con el mundo, con los demás y con Dios. Y tanto el examen de conciencia como el discernimiento son instrumentos de resiliencia.