Descripción
En este breve documento sugerimos algunos planteamientos previos que pueden facilitar este regreso, y que proponemos en clave de CUIDADO, entendiéndolo como un “modo de actuar de la persona que pone interés y atención en lo que hace para que salga lo mejor posible”. No podemos plantear el cuidado como una exigencia de carga sobre nosotros mismos, sino que tenemos que plantearlo como algo esencial para mantener nuestra vida en buen estado. Para ello, desde el cuidado, tenemos que prestar atención a aquello que puede estar dificultando nuestro momento personal, asistir aquello de nosotros que ahora requiera un mimo esencial y proporcionar lo necesario para que podamos estar bien.
La idea de cuidado, tan necesaria en este tiempo, está muy presente en la espiritualidad ignaciana. San Ignacio nos habla de “la experiencia de ser cuidado que lleva a cuidar a otros”. Es importante, desde lo ignaciano, el cuidado personal para poder ayudar dentro de la dinámica del magis: “lo que más conduce al fin que se pretende”. Hay elementos de nuestra espiritualidad que son válidos para la atención, la asistencia personal y la vigilancia. Especialmente el examen nos nuestra un instrumento capacitador de cuidado para un bienestar mayor. En esta propuesta, hablaremos del cuidado en tres niveles: en primer lugar, en nosotros mismos, el conjunto del personal del centro, puesto que tenemos que cuidar un camino antes de encontrarnos con nuestro alumnado; en segundo lugar, el cuidado en el reencuentro con nuestro alumnado, y en tercer lugar, con las familias. Para todos ellos, aquí van algunas sugerencias: