Descripción
En 1968 el P. Arrupe y los Provinciales de América Latina nos enviaron una alerta: «La época que vivimos en A.L. es un momento de
la historia de la salvación. Por eso nos proponemos dar a este problema una prioridad absoluta en nuestra estrategia apostólica» (Carta de Río, mayo 1968, n. 3). Todo ello generó un sector social muy activo. Vino la crisis de la democracia pasadas las dictaduras. Surgía una paradójica nostalgia por gobiernos autoritarios, según estudio de la ONU. Planeamos un programa de educación política para dignificar el ejercicio de la política. Se
desarrollaría en todas las Provincias. Había que trabajar en la incidencia de nuestro apostolado. La CPAL fijó sus prioridades:
el grave problema de la injusticia, la atención a la Amazonía, Haití y Cuba, problemas ecológicos, violencias, reconciliación
y migración.