Descripción
Intervención recogida en el libro " La Iglesia de hoy y del futuro", publicado por Mensajero-Sal Terrae en 1982. Afirma que no hay otra misión más delicada y comprometida que la de educar. Pasa luego a explicar qué es educar: formar un hombre que no solo separa ser más plenamente otro, con los otros y para los otros. En este contexto, lo que está en juego es un cuadro de valores y hace un llamado a que las comunidades educativas se los formulen a tono con los tiempos y se comprometen con ellos. En tercer término habla de la fuerza del testimonio: "educar es obra de testigos", hacer ver en ellos la fuerza del hombre que se quiere formar. Finalmente comenta sobre el ideario de los colegios de la Compañía en Portugal, resalta el valor del esfuerzo de su formulación colectiva y hace un llamado a exigirse no solo en calidad, sino más sino en la apertura a la realidad de Cristo.