Descripción
El hombre, la mujer, cuando caminan, cuando
viajan, frecuentemente sólo cambian de escenario, de paisaje, pero no se cambian a sí mismos, rara vez viajan al interior de sí mismos. El cambio de escenario, de paisaje, induce en nosotros la ilusión de vivir, de cambiar, de fluir, pero en realidad se da un inmovilismo psicológico con marcos distintos que nos engañan y a través de los cuales engañamos a los demás. Para vivir de verdad necesitamos viajar al interior de nosotros mismos. Asistir con asombro a nuestra continuidad discontinua, a nuestra identidad que se recrea a través de un crecimiento
personal y social. Necesitamos conocernos
para desde ahí dialogar, con verdad, con
el entorno, vivir con autenticidad nuestros
pasos por los distintos caminos de la historia