Descripción
La relación que se establece entre la persona que decide hacer los Ejercicios Espirituales y la persona que acompaña esta experiencia, tiene que vivirse desde una libertad total. Es muy frecuente que “la persona que da a otro modo y orden para meditar o contemplar” (EE 2), quiera conducir los caminos de l que hace
los Ejercicios, según su propia experiencia, corriendo el peligro de equivocarse por no entender el propio camino que Dios le señala a cada uno. El autor hace un recorrido por las recomendaciones que San Ignacio dejó registradas que pueden ayudar a esclarecer este proceso.