Descripción
Este artículo perfila el nuevo contexto del liderazgo ignaciano y el nuevo reto al que se enfrenta: un mundo en el que el liderazgo por ósmosis formativa ya no es suficiente, porque no todos los líderes ignacianos son ni serán jesuitas; un mundo en el que numerosos líderes ignacianos tienen necesidades formativas urgentes, a las que hay que dar
respuesta si queremos servir a la misión universal. Formular el núcleo del liderazgo ignaciano es una tarea que desborda este artículo; Primero me ocuparé del alcance y las limitaciones de la teoría secular del liderazgo, para a renglón seguido centrarme en algunas facetas distintivas del liderazgo ignaciano concernientes a su orientación y sus frutos. El liderazgo ignaciano es una orientación profunda que da fruto, no un modelo o esquema de liderazgo. Hemos detallado algunos aspectos de esta orientación
(autenticidad, amistad con Dios, libertad, humildad) y algunos de los frutos que produce
(ayudar a las almas, magnanimidad, discreta caritas, discernimiento, sabiduría operativa,
apertura al cambio y consolación). Ciertamente, los líderes ignacianos deben fortalecer sus habilidades técnicas y profesionales, pero estas no tienen primacía.