Descripción
El autor cuenta, por boca de Ignacio, cómo se dejó llevar por el Espíritu.Existen varios espíritus: el de Dios estimula el propio dinamismo y lo encauza a su destino. No basta la buena voluntad, se necesita el discernimiento. Conocer al espíritu de Dios por su efectos. Me conducía como un maestro de escuela y yo me aplicaba a hacer cada tarea. Tiempo de ponerme completamente en manos de Dios y de andar con Jesús. En defensa de la responsabilidad y por tanto de la libertad del laico en la
Iglesia. Presbiterado a la apostólica. Del peregrino a los que peregrinan como compañeros de Jesús.