Descripción
En este Ignacio que avanza a lo largo de su vida en lucha por su identidad, se pueden distinguir dos realidades: los rasgos propios de ese momento juvenil que van diluyéndose gradualmente y el sustrato juvenil que quedó para siempre. Es esto lo que más nos interesa. Porque lo que podíamos llamar la juventud dinámica de la espiritualidad ignaciana no es sólo algo propio de un tiempo de la vida del santo, sino algo que quedó como elemento constitutivo. Esto que podíamos llamar lo juvenil de Ignacio maduro constituye la fuente de la capacidad de adaptación del santo.