Descripción
Nuestro discernimiento nos lleva a ver este mundo con los ojos de los pobres y a
colaborar con ellos para hacer crecer la vida verdadera. Nos invita a ir a las periferias
y a intentar comprender cómo afrontar globalmente la integralidad de la crisis que
impide las condiciones mínimas de vida a la mayoría de la humanidad y pone en
riesgo la vida sobre el planeta Tierra, para abrir espacio a la Buena Nueva. Nuestro
apostolado es, por lo tanto, necesariamente intelectual. Los ojos misericordiosos que
hemos adquirido al identificarnos con Cristo en cruz nos permiten afrontar la
comprensión de todo lo que oprime a los hombres y mujeres de nuestro mundo. Los
signos que acompañan nuestro anuncio del Evangelio son los que corresponden a
expulsar los demonios de las falsas comprensiones de la realidad.