Descripción
La creación de futuro, para quienes la experiencia del Dios Amor es fuente de su vida, está íntimamente asociada a la esperanza.Nos abre a la posibilidad de ir más allá de los límites actuales de la realidad en la que estamos sumergidos e imaginar un mundo más cercano a lo que aspiramos en lo profundo de nuestros corazones. La esperanza no se queda en ir con la imaginación más allá de lo que hoy somos y tenemos sino que, como regalo del Espíritu de Jesús que es, nos da la energía y la posibilidad de contribuir a realizar, desde ya, ese mundo más justo, más seguro y más humano. La esperanza de los discípulos de Jesús -de nosotros los que nos llamamos cristianos- nos lleva a hacer lo que esperamos, nos anima a vivir trascendiendo los límites de las relaciones que hoy existen y comenzar a vivir como aspiramos que sea ese mundo recreado por su Espíritu Santo.Rechazar toda forma de violencia es el paso inicial para abrirse al reconocimiento del otro, a la escucha de lo diverso; es el paso para liberar la generosidad que habita en nosotros. Poner la Vida como sentido, centro y corazón de las relaciones humanas es la posibilidad de pensar en la construcción de una cultura de paz. Estamos apuntando
a una verdadera conversión cultural, de modos de entender y poner en práctica nuestra vida en común, que abarca desde la relaciones intrafamiliares hasta el modo de insertarse en la nueva humanidad planetaria desde el amor como fuente de la Vida.